Un
animal venenoso es aquel que posee glandulas para producir
veneno y cuenta con estructuras como colmillos espinas o aguijones por los cuales lo transmiten.
El envenenamiento puede ser activo o pasivo, siendo activo cuando el animal, por «voluntad propia», ataca a un ser vivo; y pasivo cuando, accidentalmente, el ser vivo sufre los efectos del veneno.
Los animales venenosos se consideran importantes en la biodiversidad, aunque su número de especies e individuos no sea muy alto. Su conservación es importante tanto para el medio natural como para su estudio; en los últimos años, sus
venenos han servido para obtener sustancias que ayudan a contrarrestar las
enfermedades actuales, incluyendo los
antídotos.